Me miras como si se nos agotara el tiempo y no se muy bien cómo responderte. Hoy estamos especialmente callados, sumergidos en nuestros gemidos, en cada respiración, en nuestros apasionados besos.
Tu mano empieza tocando mi piel, se me eriza y soltamos una carcajada como si fuésemos dos adolescentes en su primer encuentro. Me tocas el pelo con delicadeza, bajas por mi cuello y te detienes en mi agitado pecho. Se me acelera la respiración y logro soltar un pequeño suspiro; te miro, me miras, una pequeña invitación hacia el paraíso. Tocas mis caderas, mi vientre y aprietas con fuerza mis muslos. Me aferro a tu cuerpo. A tus fuertes y tatuados brazos. Nos empezamos a devorar con ansias, sin demora ninguna nos empezamos a tocar y te suplico que me penetres...
Pero todo esto termina hoy...¿o no?